08 May Maratón de Boston 2018
Os dejamos un artículo de Laura Sánchez Vidal, corredora de la Escuela VG Running que estuvo en la Maratón de Boston. Muy emocionante… ¡Grande Laura!.
Algo me decía que iba a ser duro. A veces no sabemos porque pero presentimos que algo va a suceder. En mi caso así me pasé parte del domingo previo a la carrera. A los nervios lógicos pre-carrera se me unía una preocupación por las condiciones en que ésta previsiblemente iba a transcurrir. Frío, lluvia y viento. Tres ingredientes a los que no me acostumbro y que sí o sí se iban a dar, según el parte meteorológico y la organización.
Me preparé para ello y salí del hotel acompañada por la lluvia a eso de las 8.15 AM. Al llegar al bus que me llevaría a la salida ya mi segundo par de zapatillas estaba calando al calcetín.
Bajo el poncho, una cazadora, las zapas para correr, una sudadera, doble camiseta, chaleco, triple pantalón, doble calcetín, el dorsal y nervios, muchos nervios.
Tras algo menos de una hora en bus nos dejaron en la salida con sensación térmica, según dijeron, de menos 7 grados, barro, lluvia y miles de corredores intentando permanecer secos y calientes antes de empezar a correr. ¡Imposible!
Mi salida estaba prevista a las 10:50 AM por lo que todavía tendría que esperar una hora más, aproximadamente. Por el altavoz llaman a los corredores de la oleada “blue”, esa es la mía. Debajo del paraguas me cambio de zapas y me voy hacia la salida. !Se me acelera el corazón! Tiro el poncho y demás ropa. Me quedo en pantalón corto y camisetas. Diluvia. 40 minutos más hasta llegar andando al cajón de salida. Se me hace eterno. Solo quiero empezar a correr ya. Necesito entrar en calor. Dan la salida y empiezo a correr por fin. ¡Qué alivio!.
Voy a buen ritmo. Según lo marcado. Pero pronto me despreocupo de ritmos y relojes. En mi cabeza el frío ocupa todos mis pensamientos. Tengo que mantenerme con algo de temperatura. Van pasando kms. Sigue lloviendo con fuerza, graniza, pasamos verdaderos ríos de agua… Mi ropa chorrea agua fría. Mis manos están tan entumecidas que en el 15 no puedo abrir mi tableta de sales.¡Upss, tengo un problema!. Hasta el 26 no veré a mis padres con isotónica. Sólo tengo lo que dan en carrera: agua y Gatorade. No es mucho, pero me las tengo que arreglar. No voy mal se sensaciones para lo que me está cayendo, veremos a ver más adelante.
Sigue lloviendo, ¡es que no para!. Llego al km 26 y casi me paso sin ver a mi familia que me grita. Les veo y tardo en reaccionar. Retrocedo, bebo un sorbo de isotónica y me llevo un plátano para el camino. Eso será todo lo que coma en los 42 kms. Me doy cuenta que ando algo aturdida. Pero sigo. Solo pienso en correr. «Keep going», pienso y oigo constantemente.»Good job runners», también escucho. Sigo en mi mundo.
Solo pienso en el agua. Hace tiempo que no miro ni al ritmo que voy. Hace tiempo que sé, que si acabo ya será un buen resultado. Tengo frío. «No pares», pienso. Sí o sí, hay que seguir. Así llego al 30. Ahora a subir, la rompecorazones. Sabía que era el momento clave de la maratón. «A esto has venido», pienso. «Así que venga, dale, Laura». Pero aquello dura unos 5 kms y me tengo que parar. Uff …nunca me paré antes en una maratón. Mi octava me lo está poniendo difícil. «Esto no pinta bien», pienso. Algo en mi cuerpo falla. Me estoy quedando sin fuerzas. El frío y no comer me pasan factura. Lo sé, lo sabía. Soy consciente, pero hay que seguir. No hay mas narices. «Lo voy a pasar mal», pienso. Queda mucho.
Del 35 al 37 me replanteo de todo. Pero pienso en los entrenos, en mi familia y en mis VGs. En el 37, diluvia.Ya no puedo más. ¡Que frío!. Me dan una manta térmica. Bueno, menos mal. Algo me quita. Me siento algo mareada.
Bueno no puedo dejarlo ahora. Tengo que seguir. «Si hay que andar, se anda. Pero si he llegado hasta aquí, sigo». Pienso de nuevo en mí familia y amigos, en mis entrenadores (Víctor, Rocío y Roberto), en todos los que me quieren y apoyan. Tengo que seguir un poco más. Llego al 40. No sé, ni cómo. ¡Venga! ,piso la alfombrilla y pienso «sí, chicos, sigo, ya estoy aquí». Nunca lo pasé así. Iba muy bien preparada, quizá mejor que nunca, pero con esto no habíamos contado. No creo que lo olvide nunca.
Veo casi la recta y la línea de meta. Impresionante el público que grita más que la lluvia que sigue cayendo con más fueza para despedirse de mí. Intento entrar corriendo, me quito la manta térmica, lloro y río. Llego. Por fin, 3.54!!.
Lo conseguí. Acabé. Strong, Boston!
Ana Triviño
Publicado 08:18h, 09 mayoMe has emocionado superCampeonaaaa
Noe
Publicado 19:49h, 09 mayoQue emoción!!! Solo una palabra: CAMPEONA!